Para orientar nuestra práctica de Mindfulness en nuestra alimentación, tendremos en cuenta las ocho actitudes fundamentales:
1. Aceptación
2.Soltar
3. No Juzgar
4. Confianza
5. Curiosidad
6. Distensión
7. Paciencia
8. Amor o compasión
Ahora desarrollamos cada una de nuestras actitudes en el ámbito de la alimentación.
1. Aceptación
Reconocemos lo que hay en el presente , tal como es , no como me gustaría que fuera. No huimos de lo que ya está aquí o negamos nuestro estado actual. Desde la aceptación en la que antes no sabía como utilizarla y gastaba toda mi energía en ellos , ahora convierto todo en una oportunidad de crecimiento y de comprensión profunda.
Ejemplo: Un problema con el exceso de peso desde la aceptación
El exceso de peso es un problema que preocupa a muchas personas y es bastante difícil de hacer cambios en la alimentación. Hay muchísimas personas que empiezan dietas , unas dietas restrictivas tanto con el tipo de alimento como con la cantidad. En estas dietas hay muchos sufrimiento y en ciertos casos son ineficas, ya que la persona o bien no cumple sus objetivos de pérdida de peso o bien lo recupera transcurrido un cierto tiempo, motivo por el que vuelve a recurrir a nueva nueva dieta. Esta señal es suficiente para que nos demos cuenta que por allí no está la solución. Con la práctica de Mindfulness esta situación puede modificarse muchísimo. Desde la aceptación , uno se pone en una nueva relación con respecto al problema de peso , que deja de ser el enemigo y se convierte en una circunstancia del momento presente.
De esta manera acogemos la circunstancia y la observamos y nos aproximamos a ella y entendemos que en nuestro cuerpo hay un desequilibrio que reclama y necesita urgente nuestra atención. Sí nos situamos en la negación o evitamos escuchar nuestro cuerpo nos embarcamos de nuevo en de manera inconsciente en alguna dieta que nos prometen resultados rápidos, haciendo oídos sordos a nuestra voz interior que nos indica : “por ahí no es el camino”.
Desde la aceptación observamos y nos damos cuenta con una actitud amorosa hacia nuestro cuerpo , que tenemos que formar hábitos saludables para poder llegar a quitar ese peso que nos sobra y desde aquí con esta actitud encontramos las raíces de la situación actual.
Este proceso de conciencia que se propicia con la actitud de aceptación, abre nuevas posibilidades que tendrán seguro sus recompensas.
2. Soltar
Nuestro ego, respondiendo a pautas de supervivencia, tiende a aferrarse o apegarse a todo aquello que le da seguridad e identidad. Poseer, retener y controlar son actitudes a observar desde la evidencia de que nada permanece. Para iniciar un cambio de mirada, podemos tomar la impermanencia como referencia. La comprensión de que todo en esta vida está en cambio continuo nos permitirá ver con claridad que el cambio no solo es posible, sino que es una realidad continua.
Ejemplo: pregunta que me hago a mi mismo:
¿Qué tipos de hábitos hay en mi alimentación que no puedo soltar y por qué?
Nuestro ego guiado por el instinto de supervivencia puede verse muy claramente en el ámbito de la comida. Es frecuente observar cómo aquellas generaciones que han vivido carencias, e incluso hambre por motivos de guerras y otras circunstancias adversas, tienden a comer en exceso y animan a sus hijos a comer más de la cuenta; no importa si al niño no le gusta esa comida o si ya siente que está lleno, la consigna será acabarse el plato.
Aquí empiezo a hacerme otras preguntas:
¿Qué me impulsa a comer en exceso y a introducir en mi cuerpo más cantidad de alimentos de la que no necesito?
¿Tal vez busco protección y seguridad?
¿Intento rellenar carencias y vacíos con la comida?
Observar mis creencias y condicionamientos aprendidos con respecto a la alimentación me ofrecerá Luz, y puedo ir soltando aquellos hábitos que ya no me conviene, que ya no me ayudan a nutrir mi cuerpo ni a llenar un vacío.
3. No Juzgar
Por naturaleza nuestra mente y su funcionamiento consiste en dividir y etiquetar, estableciendo clasificaciones funcionales del tipo “bueno-malo”, “bello-feo”, “deseable-evitable”. Su función básica es la de establecer este tipo de divisiones, lo cual nos permite manejarnos en el mundo con mayor facilidad, simplificando el gran nivel de complejidad y de estímulos procedentes de lo que nos rodea. La costumbre de categorizar y enjuiciar las experiencias nos encierra en patrones de reacción y pensamientos, sentimientos y comportamientos repetitivos, de los que la mayoría de las veces no somos conscientes. De hecho, el juicio nos separa de la experiencia directa del momento y de la cambiante realidad de las cosas.
Mindfulness nos invita, precisamente, a situarnos en la ecuanimidad, para desde ahí permitir que la experiencia se despliegue momento a momento.
Ejemplo: las dietas frente la alimentación consciente
Podemos referirnos en este caso a la fase de selección de los alimentos. Las personas que deciden hacer una dieta ponen mucha atención en esta fase. La dieta les dice lo que deben y no deben comer, y realizan la selección de los alimentos a partir de esta categorización: alimentos “permitidos” y alimentos “prohibidos”, alimentos que “engordan” y alimentos que “no engordan”, etc.
La propuesta de aplicar Mindfulness en la alimentación establece una gran diferencia con la anterior situación: partimos de la realidad tal y como es en el momento presente, no realizamos cambios a priori guiados por ninguna directiva externa, por ello se ha llamado a veces a esta práctica la “anti-dieta”. Esto no quiere decir que si nuestra alimentación es desequilibrada, debamos seguir haciéndolo indefinidamente; más bien se trata de permitir que los cambios ocurran como efecto del enfoque de la atención sobre esa dieta que actualmente es desequilibrada. Aquí es cuando los cambios nacen de la comprensión interior, de la propia toma de conciencia, en lugar de ser algo impuesto desde el exterior. Ahí radicará precisamente la diferencia en cuanto a su eficacia y sostenibilidad.
En este camino si queremos abandonar o reducir el consumo de ciertos alimentos, nos centramos más en la calidad o ponemos más enfoque , más tiempo en cómo lo preparo y por eso pasemos más tiempo en la cocina.
La propuesta de Mindfulness es bien distinta: se trata de poner atención plena en lo que “ya hay”, evitando las etiquetas previas de conveniencia o no conveniencia. Si nos mantenemos conscientes y en actitud de no juicio mientras consumimos ese alimento o hábito que deseamos abandonar, es posible que a través de la observación de nuestros pensamientos, sensaciones y emociones encontremos más comprensión y descubramos algunas claves que posiblemente nos permitan avanzar hacia nuestro propósito.
¿Has observado alguna vez la diferencia entre comer una bolsa de patatas fritas desde la atención plena o desde la inconsciencia? ¿Qué crees que ocurrirá? ¡Haz la prueba!
4. Confianza
La confianza empieza por tener confianza en uno mismo y en la vida que nos sostiene. En cuando encontramos el camino de la atencion plena , nos damos cuenta que somos nosotros mismos que debemos de comprendernos y de que lo que elegimos para nutrir nuestro cuerpo es muy importante escuchándonos a nosotros mismos en profundidad y encontrar esta respuesta de dentro de nosotros no fuera, escuchado lo que te cuenta los demás. Esto nos convierte ser nuestro propios maestros o expertos en como debo alimentar mi cuerpo. Ejemplo: ¿qué debo comer? Existen innumerables teorías sobre lo que “debemos” y “no debemos comer”, algunas de ellas contrapuestas. La publicidad, movida por intereses económicos que en ocasiones van en contra de la propia salud, ejerce sobre nosotros un poder considerable. Es fácil sentirse confundido ante tal avalancha de información. En ese sentido, re-conectar con nuestra sabiduría interior y con nuestra intuición, así como atender a nuestro sentido común, nos aportará seguridad, al tiempo que nos orientará en la dirección óptima para hacer una adecuada búsqueda de información, e incluso para formarnos en aquello que consideremos necesario. Cuando confiamos en nosotros mismos , confiamos en la vida y sentimos que esta es la dirección correcta, abiertos y receptivos para captar las señales que brotan desde nuestro interior, así como de aquellas que nos llegan, sincrónicamente, del exterior. Conectar realmente con la experiencia sentida, al tiempo que observamos las reacciones de nuestro cuerpo y nuestra mente en el antes, el durante y el después de comer un determinado alimento, nos puede aportar valiosas comprensiones transformadoras que no encontraremos en ningún libro ni dieta, por muy de moda que ésta esté.
“La alimentación consciente empieza con nuestra decisión de qué comer y beber. Queremos elegir alimentos y bebidas que resulten beneficiosos para nuestra salud y sean buenos para el planeta”
Saborear – Thich Nhat Hanh y Lilian Cheung
5. Curiosidad o mente de principiante
Esta es la actitud de quien observa algo con sumo interés y sin dejarse arrastrar por experiencias, recuerdos o etiquetas previas, como si lo experimenta por primera vez. Esta curiosidad nos impulsa a explorar, y permite que descubramos nuevos matices de lo que vivimos. Se trata de permanecer atentos a lo que sucede en este preciso instante, a la novedad, con curiosidad y respeto ante aquello que se nos revela por primera vez. Se trata, asimismo, de tomar consciencia de que cada momento es único, comprensión que nos permite acceder a la experiencia directa, que a cada instante es nueva.
Ejemplo: Conectando con el disfrute en la comida.
Desde la mente de principiante cualquier acción cotidiana y sencilla puede transformarse en una experiencia intensa y muy gratificante. En no pocas ocasiones ingerimos alimentos, desconociendo no sólo su origen y procedencia, sino ignorando incluso su composición. Comemos rápido, de manera funcional, con el objetivo de saciar el hambre y obtener las fuerzas para continuar interactuando en un mundo cada vez más rápido. Comer con atención plena, desde la actitud de curiosidad, nos permitirá disfrutar realmente de los alimentos, hasta el punto de sentirnos sorprendidos y contentos por descubrir sabores nuevos, texturas nuevas, que antes nunca habíamos probado . Descubrir en una simple fruta los matices de sabor; detenernos, en un instante infinito, en el puro placer que nos proporciona…, pueden convertirse en toda una aventura. Observar las diferentes texturas que podemos sentir en la boca si tomamos un bocado con piel o sin piel, deleitarnos en el olor, observar su color y su forma, conectando a través de la visión con la naturaleza misma de la que procede…, pueden tornarse en actos fuente de un profundo goce en nuestro día a día. Creando este hábito de detenernos y disfrutar de nuestra comida desde una mente de principiante e curiosidad nos proporciona esta satisfacción en el amplio sentido de la palabra.
6. Distensión
La distensión es una actitud que supone evitar un esfuerzo desproporcionado, evitar la tensión que puede derivar cuando nos fijamos metas elevadas y vivimos continuamente en base a nuestras expectativas. Practicar Mindfulness implica practicar el hacer desde el “ser”, no desde el esfuerzo. En realidad, vivir con atención plena consiste en atestiguar lo que está sucediendo, otorgándole una consciencia clara y sin juicio. Por eso, no se trata de esforzarse por cambiar algo, sino simplemente estar con ello tal y como aparece.
“No hace falta empujar a la vida. Cuando el esfuerzo es necesario, la fuerza emerge”
Nisargadatta
Ejemplo: Caer en la tentación desde la conciencia
Supongamos que hemos decidido dejar de comer bollería industrial, pero un compañero de la oficina nos ha traído un donut, dejándolo sobre nuestra mesa. Sentimos el impulso de llevárselo a la boca y, aunque nuestra mente argumenta débilmente en contra, antes de que nos demos cuenta ya hemos sucumbido al impulso. En ese momento ya es un hecho que nos estamos comiendo un donut; la realidad es que eso está sucediendo.
Pero aquí tenemos otra opción: la de vivir la experiencia plenamente, con Mindfulness. En el primer caso, posiblemente nos comeremos el donut a toda velocidad, mientras mantenemos en nuestra mente pensamientos de juicio y crítica, y experimentamos malestar. Quizás incluso nos digamos a nosotros mismos cosas como “este es el último” o “ni uno más”, lo cual no hará más que aumentar la presión, generar ansiedad y culpabilidad. Si decidimos vivir la experiencia plenamente, nos guiaremos por las actitudes mencionadas: aceptar, soltar, no juicio, curiosidad…Y de esta manera, disfrutemos más ese donut en concreto y podamos descubrir qué es aquello que nos atrae tanto en del donut.
7. Paciencia
La paciencia es la actitud con la que se debe andar por la vida. Esta completa apertura al momento presente requiere de paciencia, es decir, de la aceptación de que cada evento ocurre a su propio ritmo. Esta actitud se sostiene en una sabiduría natural: la de reconocer que todo tiene un ciclo vital que es necesario respetar.
Ejemplo: masticando despacio y sin prisa con enfoque en este acto de amor para nuestro estómago.
Sí comemos de prisa tiene muchas desventajas. Por un lado, parte de nuestra satisfacción al comer procede de masticar: nuestra boca disfruta con las diferentes texturas y, además, al masticar bien podemos percibir sabores secundarios que no llegamos a notar cuando tragamos los alimentos. Cuando comemos deprisa sólo tenemos una vaga experiencia de lo que comemos, y en consecuencia es probable que queramos más, lo que también nos lleva a comer en exceso. Por otro lado, masticar nos permite absorber más nutrientes, lo que afecta a nuestro estado de salud y a nuestra energía vital. Por tanto, comer despacio y masticar bien implica más satisfacción y más salud.
“En una comida veo claramente la presencia de todo el universo sosteniendo mi existencia”
Comer Atentos – Jan Chozen
8. Amor y Compasión
Desde una observación atenta de un darnos cuenta de…, nace la actitud amorosa y cordial. Esta mirada nos permite aproximarnos a la experiencia vivida desde el amor.
Ejemplo: cocinando con Amor para ti y tus seres queridos
Independientemente de que seamos aficionados a la cocina o, por el contrario, sintamos cierta resistencia a ponernos delante de los fogones, podremos comprobar cómo tras aplicar Mindfulness al cocinar, esta actividad cobra una nueva dimensión y cambia nuestro concepto sobre ella. Encontraremos un disfrute que nace precisamente de la conexión con el amor y la compasión, hacia nosotros mismos, hacia aquellos para los que cocinamos, hacia quienes han contribuido a que dispongamos de esos alimentos… Si nos enfocamos en cocinar con valentía, amor y presencia, lo que sirvamos y comamos provendrá del propio corazón e incluso todo te sale muchos mas sabros.
“Dedica el acto de cocinar al ser esencial, haz de la cocina una imagen de limpieza y agrado. La comida que elaboran con dedicación y atención puede armonizar la mente, el cuerpo y el espíritu. Cuanto pase por tu cabeza mientras cocinas, será en esencia consumido por los que ingieren dichos alimentos. Comprende que la cocina a la que sirvas contendrá tu energía, tu pensamiento y tu amor en forma sutil y esencial. Por ello es siempre recomendable el acto de cocinar con amor.”
Texto de filosofía Vedanta-Advaita, siglo XII
“El Amor no es solo un ingrediente importante en la cocina, es el ingrediente que realmente importa”